El mundo anglosajón —fundamentalmente británicos y estadounidenses— han utilizado los poderosos medios de difusión a su alcance, entre ellos no ha sido el menos importante Hollywod, para ofrecernos una visión del mundo que ha convenido a sus intereses. Han hecho numerosas películas en las que los Morgan o los Drake, los piratas que infectaban las aguas del Atlántico en general y del Caribe en particular, aparecían como héroes que luchaban contra los españoles. Los virreyes y militares españoles eran presentados como malvados y ofrecían perfiles de individuos arrogantes, cuando no estúpidos. Nos ofrecieron en las películas del oeste —convertido en todo un genero cinematográfico— la imagen de un ejercito estadounidense salvador de colonos blancos que eran objeto de toda clase de sevicias por los malvados comanches o apaches que practicaban el decalvado y consideraban un valioso trofeo sus cabelleras. Por eso afirmaban que el mejor indio era el indio muerto, aunque eso no se decía en las películas.

En el mundo anglosajón se ha afirmado y afirma que el imperio español se asentó en un genocidio, pese a que el mestizaje que fue una realidad en los virreinatos españoles de América. Han presentado a nuestros tatarabuelos como gentes bárbaras, intransigentes e intolerantes que expulsaban a las minorías religiosas de su país, caso de los judíos. España era un país de genocidas e inquisitorial. La inquisición funcionó por primera vez en Francia y los judíos fueron expulsados de España, mucho después —algo que no lo justifica desde la mentalidad actual— de que lo fueran de Francia o de Inglaterra. Han aireado los abusos cometidos en los virreinatos españoles al otro lado del Atlántico, al tiempo que se han ocultado las atrocidades cometidas por los británicos en la India, los holandeses en lo que hoy es Indonesia o los belgas en el Congo.

Es poco conocida la historia de Juan Latino, que en el mundo anglosajón habría sido objeto de series televisivas o películas —ahora realizan series estrambóticas con protagonistas negros formado parte de las élites sociales—. Era natural de Baena e hijo bastardo del conde de Cabra, don Luis Fernández de Córdoba y Zúñiga, que estaba casado con una hija del Gran Capitán. Lo tuvo con una esclava negra propiedad de su esposa. Recibió una esmerada educación y está considerado el primer negro que recibió educación universitaria en Europa. Gracias a esa formación obtuvo una cátedra de Latín en la Universidad de Granada, algo excepcional, donde impartió clases. Estamos hablando del siglo XVI. En los Estados Unidos de Norteamérica no se permitió asistir a la universidad a un negro hasta mediados del siglo XX. Fue George McLaurin y sólo pudo hacerlo apartado de los demás estudiantes. Los anglosajones habían necesitado más de cuatrocientos años para hacer algo, —añadamos que no es lo mismo asistir de alumno que impartir docencia como catedrático— que se había hecho en España en el siglo XVI. Soy consciente de que el caso de Juan Latino es un hecho aislado. Sin embargo, nosotros somos los racistas y genocidas y muchos compatriotas dan pábulo a eso que dicen quienes deberían permanecer, como mínimo, callados después de sostener que el mejor indio era el indio muerto.

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 19 de abril de 2024 en esta dirección)

One Response to Juan Latino | JoséCalvoPoyato
  1. Muy buen artículo, Pepe.
    Totalmente cierto lo que explicas sobre la “presentación ” de la historia que hacen los ingleses de lo que hicieron ellos y los españoles en América. Han sabido “vender” su visión falseada y España no supo ni ha sabido contrarrestarla. Un fuerte abrazo, amigo.


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